Carlos Toloza Gómez*
(*) Presidente Consejo Asesor CIO América Latina
Esta recomendación puede no agradar a los proveedores de informática, pero en las empresas que gastan bien en informática hay aumentos de productividad.
El Premio Nóbel Robert Solow descubrió la “paradoja de la productividad”: “Vemos la informática por todos lados, pero no su efecto en las estadísticas de productividad”. Esa explosiva frase es la que continúa teniendo ecos en la investigación económica.
En 1997 se demostró que un gran porcentaje del dinero gastado en informática en las empresas fue, pura y simplemente, malgastado, lo que inspira el sugestivo título de este artículo. Es doloroso constatar que, en cada peso invertido en informática, 1/3 no agrega ningún valor.
Para “curar” esta enfermedad “las inversiones informáticas deberán someterse a los mismos criterios de justificación económica que las demás inversiones” y que quienes toman decisiones tendrán que evitar dejarse llevar por otros argumentos comerciales o académicos. Es la tendencia a tomar decisiones de compra que, probablemente, no conduzcan a ninguna mejora de la rentabilidad. Ese análisis previo es muchas veces descuidado. Muchas de las decisiones son tomadas por “instinto” (“la tecnología va a resultar bien”), por seguir a otros (“si los otros lo hacen, yo también tengo que hacerlo”) o por sumisión a los “lobbies” internos de las empresas relacionados con la informática, por ejemplo. La convicción generalizada es que, con informática, el retorno está siempre asegurado y que es perder tiempo el evaluar la racionalidad económica de esa inversión. ¡Completamente errado!
La estrategia del negocio y los números económicos de la firma deben tener primacía sobre las decisiones de inversión en informática. Sólo las empresas bien organizadas desde el punto de vista estratégico y económico conseguirán sacar provecho de la informática.
Después de varios años de la nueva economía, de masificación del uso del correo electrónico en las firmas, de la propia creación de intranets empresariales más recientemente, continúa no observándose ningún impacto relevante en la productividad. Sólo las empresas que tienen un posicionamiento estratégico superior consiguen beneficiarse realmente con las inversiones en informática. Por el contrario, las empresas con una estructura económica débil se deterioran claramente, ¡sepultadas por gastos insoportables en informática! Es en las firmas pequeñas, y que gastan menos en informática, que encontramos, frecuentemente, mayor crecimiento de la productividad.
Es impresionante constatar que el poder computacional en Estados Unidos aumentó más de 100 veces desde 1970, pero no hubo correspondencia en el aumento de la productividad; la inversión en informática y la “performance” empresarial no presentó ninguna correlación positiva hasta la década de los 90; los costos de gestión de la información por trabajador crecieron más que los salarios; 30% de cada dólar de inversión gastado en informática no agrega valor a la empresa.
La tarea principal de los gerentes y de los empresarios es la búsqueda de mejoras relevantes de productividad en las áreas de estrategia y eso se consigue invirtiendo bien en informática.
Los gastos en la eficacia operativa -incluyendo las inversiones en procesos de negocio, en los productos, en la formación y en apalancamiento con informática - no impactan más que el 15%. Inclusive, el 10% de la rentabilidad proviene de acontecimientos fortuitos de la pura suerte que revelan las oportunidades inesperadas.
La informática se transformó en una disciplina seria y respetada - si se evalúa y mide efectivamente el tal impacto en el negocio. Está claro que, sin esa cuantificación objetiva, la inversión en informática no es más que una especulación sico-sociológica. Ya le hemos pedido bastante al gerente de Informática una alineación con el negocio, ahora es el momento de pedirle al gerente general una alineación con la rentabilidad de las inversiones informáticas.
(*) Presidente Consejo Asesor CIO América Latina
Esta recomendación puede no agradar a los proveedores de informática, pero en las empresas que gastan bien en informática hay aumentos de productividad.
El Premio Nóbel Robert Solow descubrió la “paradoja de la productividad”: “Vemos la informática por todos lados, pero no su efecto en las estadísticas de productividad”. Esa explosiva frase es la que continúa teniendo ecos en la investigación económica.
En 1997 se demostró que un gran porcentaje del dinero gastado en informática en las empresas fue, pura y simplemente, malgastado, lo que inspira el sugestivo título de este artículo. Es doloroso constatar que, en cada peso invertido en informática, 1/3 no agrega ningún valor.
Para “curar” esta enfermedad “las inversiones informáticas deberán someterse a los mismos criterios de justificación económica que las demás inversiones” y que quienes toman decisiones tendrán que evitar dejarse llevar por otros argumentos comerciales o académicos. Es la tendencia a tomar decisiones de compra que, probablemente, no conduzcan a ninguna mejora de la rentabilidad. Ese análisis previo es muchas veces descuidado. Muchas de las decisiones son tomadas por “instinto” (“la tecnología va a resultar bien”), por seguir a otros (“si los otros lo hacen, yo también tengo que hacerlo”) o por sumisión a los “lobbies” internos de las empresas relacionados con la informática, por ejemplo. La convicción generalizada es que, con informática, el retorno está siempre asegurado y que es perder tiempo el evaluar la racionalidad económica de esa inversión. ¡Completamente errado!
La estrategia del negocio y los números económicos de la firma deben tener primacía sobre las decisiones de inversión en informática. Sólo las empresas bien organizadas desde el punto de vista estratégico y económico conseguirán sacar provecho de la informática.
Después de varios años de la nueva economía, de masificación del uso del correo electrónico en las firmas, de la propia creación de intranets empresariales más recientemente, continúa no observándose ningún impacto relevante en la productividad. Sólo las empresas que tienen un posicionamiento estratégico superior consiguen beneficiarse realmente con las inversiones en informática. Por el contrario, las empresas con una estructura económica débil se deterioran claramente, ¡sepultadas por gastos insoportables en informática! Es en las firmas pequeñas, y que gastan menos en informática, que encontramos, frecuentemente, mayor crecimiento de la productividad.
Es impresionante constatar que el poder computacional en Estados Unidos aumentó más de 100 veces desde 1970, pero no hubo correspondencia en el aumento de la productividad; la inversión en informática y la “performance” empresarial no presentó ninguna correlación positiva hasta la década de los 90; los costos de gestión de la información por trabajador crecieron más que los salarios; 30% de cada dólar de inversión gastado en informática no agrega valor a la empresa.
La tarea principal de los gerentes y de los empresarios es la búsqueda de mejoras relevantes de productividad en las áreas de estrategia y eso se consigue invirtiendo bien en informática.
Los gastos en la eficacia operativa -incluyendo las inversiones en procesos de negocio, en los productos, en la formación y en apalancamiento con informática - no impactan más que el 15%. Inclusive, el 10% de la rentabilidad proviene de acontecimientos fortuitos de la pura suerte que revelan las oportunidades inesperadas.
La informática se transformó en una disciplina seria y respetada - si se evalúa y mide efectivamente el tal impacto en el negocio. Está claro que, sin esa cuantificación objetiva, la inversión en informática no es más que una especulación sico-sociológica. Ya le hemos pedido bastante al gerente de Informática una alineación con el negocio, ahora es el momento de pedirle al gerente general una alineación con la rentabilidad de las inversiones informáticas.
Artículo que salió hoy en EL DIARIO FINANCIERO (www.eldiario.cl) sobre Informática y Productividad.
Atentamente, CAICII.








